Archivo de agosto 2014

Cien años de cronopía

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[Bruselas, 26 de agosto de 1914 – París, 12 de febrero de 1984]

Julio Cortázar cumple hoy su primer siglo. Y nosotros, impenitentes cronopios, seguimos subiendo y bajando por la rayuela de su genio.

Para celebrar el nacimiento del Cronopio Mayor, les dejo algunos textos tomados de Papeles inesperados [2009], una colección de textos inéditos, y el capítulo 68 de Rayuela, mi favorito:

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Peripecias del agua

Basta conocerla un poco para comprender que el agua está cansada de ser un líquido. La prueba es que apenas se le presenta la oportunidad se convierte en hielo o en vapor, pero tampoco eso la satisface; el vapor se pierde en absurdas divagaciones y el hielo es torpe y tosco, se planta donde puede y en general sólo sirve para dar vivacidad a los pingüinos y a los gin and tonic. Por eso el agua elige delicadamente la nieve, que la alienta en su más secreta esperanza, la de fijar para sí misma las formas de todo lo que no es agua, las casas, los prados, las montañas, los árboles.

Pienso que deberíamos ayudar a la nieve en su reiterada pero efímera batalla, y que para eso habría que escoger un árbol nevado, un negro esqueleto sobre cuyos brazos incontables baja a establecerse la blanca réplica perfecta. No es fácil, pero si en previsión de la nevada aserráramos el tronco de manera que el árbol se mantuviera de pie sin saber que ya está muerto, como el mandarín memorablemente decapitado por un verdugo sutil, bastaría esperar que la nieve repitiera el árbol en todos sus detalles y entonces retirarlo a un lado sin la menor sacudida, en un leve y perfecto desplazamiento.

No creo que la gravedad deshiciera el albo castillo de naipes, todo ocurriría como en una suspensión de lo vulgar y lo rutinario; en un tiempo indefinible, un árbol de nieve sostendría el realizado sueño del agua. Quizá le tocara a un pájaro destruirlo, o el primer sol de la mañana lo empujara hacia la nada con un dedo tibio. Son experiencias que habría que intentar para que el agua esté contenta y vuelva a llenarnos jarras y vasos con esa resoplante alegría que por ahora sólo guarda para los niños y los gorriones.

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En un vaso de agua fría o preferentemente tibia

Es triste, pero jamás comprenderé las aspirinas efervescentes, los alcaselser y las vitaminas C. Jamás comprenderé nada efervescente porque una medicina efervescente no se puede tomar mientras efervesce puesto que parte de la pastilla se te pega al paladar y qué cosquillas, por lo demás totalmente desprovistas de propiedades terapéuticas. Si en cambio se la toma una vez que ha efervescido ya no se ve para qué sirve que sea efervescente. He leído mucho los prospectos que acompañan a esos productos, sin encontrar una explicación satisfactoria; sin duda la hay, pero para enfermos más inteligentes.

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Secuencias

Dejó de leer el relato en el punto donde un personaje dejaba de leer el relato en el lugar donde un personaje dejaba de leer y se encaminaba a la casa donde alguien que lo esperaba se había puesto a leer un relato para matar el tiempo y llegaba al lugar donde un personaje dejaba de leer y se encaminaba a la casa donde alguien que lo esperaba se había puesto a leer un relato para matar el tiempo.

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Capítulo 68

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo como poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, redumplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas filulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

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Musicarrillo Ediciones 1

Queridos amigos de la música coral:

​Dear friends of choral music:

Con gran satisfacción les anuncio que ya están disponibles las siguientes obras publicadas por Musicarrillo Ediciones a través de JWPepper.com y SheetMusicPlus.com:

With great pleasure I announce that the following works published by Musicarrillo Ediciones are available through JWPepper.com and SheetMusicPlus.com:

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Ave Maria [SATB div., a capella, 1984]

Magnificat [SATB div., soprano solo, a capella, 2010]

O vos omnes [SATB div., a capella, 2013]

Regina mundi [SATB div., soprano solo, a capella, 1986]

Salve Regina [TTBB a capella, 1990]

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La versión íntegra de la Missa sine nomine [SATB div., a capella, 1999] se puede adquirir sólo a través de earthsongschoralmusic.com en formato PDF.

Bellamente transcritas por Roberto Ojeda Tovar y diseñadas por Laura Morales Balza, todas las obras han sido exhaustivamente revisadas y son ediciones definitivas. A su vez, conforman aquellas obras que no han sido publicadas con anterioridad por editorial alguna. Próximamente se incorporará la música de carácter profano y los arreglos de música popular.

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The full versión of Missa sine nomine [SATB div., a capella, 1999] is available only through earthsongschoralmusic.com in PDF format.

Beautifully transcribed by Roberto Ojeda Tovar and designed by Laura Morales Balza, all works have been thoroughly reviewed and are definitive editions. In turn, make those works that have not been previously published by any publisher. Coming profane music and arrangements of popular music are incorporated.​

For more information, click here.

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Escrito en 1896, es probablemente el poema más conocido y amado que haya escrito Rudyard Kipling [1865-1936]. Fue publicado por primera vez en 1910, en «Brother Square Toes», una colección de poemas y relatos. Desde entonces, ha inspirado un gran número de versiones y parodias, y aún hoy tiene una amplia popularidad, muy especialmente entre los británicos, quienes, en una encuesta organizada por la BBC en 1995, votaron por él como su poema favorito. Uno de sus versos, «If you can meet with Triumph and Disaster and treat those two impostors just the same» («Si puedes encontrate con el Triunfo y el Desastre y tratar a estos dos impostores de la misma manera») está escrito en la pared de entrada de jugadores a la pista central del torneo británico de tenis de Wimbledon. El poema completo fue leído por Roger Federer y Rafael Nadal para un video promocional de la final masculina de dicho torneo, en 2008.

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If you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you,
If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;

If you can wait and not be tired by waiting,
Or being lied about, don’t deal in lies,
Or being hated, don’t give way to hating,
And yet don’t look too good, nor talk too wise;

If you can dream – and not make dreams your master;
If you can think – and not make thoughts your aim;
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same;

If you can bear to hear the truth you’ve spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to broken,
And stoop and build ‘em up with wornout tools:

If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breathe a word about your loss;

If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: ‘Hold on!’

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with kings – nor lose the common touch,
If neither foes nor loving friends can hurt you,
If all men count with you, but none too much;

If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds’ worth of distance run –
Yours is the Earth and everything that’s in it,
And – which is more – you’ll be a Man my son!

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Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
todos la pierden y te echan la culpa,
si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti,
pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;

si puedes esperar y no cansarte de la espera,
o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras,
o siendo odiado no dar cabida al odio,
y aún así no parecer demasiado bueno, ni hablar con demasiada sabiduría;

si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;
si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre
y tratar a estos dos impostores de la misma manera;

si puedes soportar oír la verdad que has dicho
tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios,
o contemplar destrozadas las cosas por las que habías dado tu vida,
y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas:

si puedes hacer un hato con todos tus triunfos
y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;

si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus tendones
a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza,
y resistir cuando ya no te queda nada
excepto La Voluntad que les dice ‘¡Continuad!’

si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud,
o caminar entre reyes y no cambiar tu manera de ser,
si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte,
si todos los hombres cuentan contigo, pero ninguno demasiado;

si puedes emplear el inexorable minuto
recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos –
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y – lo que es más – ¡serás un Hombre, hijo mío!


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