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II Curso de Arreglos Corales y Rearmonización

Con sumo placer hago del conocimiento de todos los interesados, la apertura del II Curso de Arreglos Corales y Rearmonización, el cual estaré dictando los días martes a partir del próximo 11 de noviembre de 3pm a 6pm. Mayor información escribiendo al correo electrónico musicarrillo@gmail.com. Teléfono 0212-9918911 de lunes a viernes y en horario de oficina. ¡Cupos limitados!

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2FINAL curso

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Curso de Arreglos Corales y Rearmonización

¡Saludos a todos!

Con sumo placer hago del conocimiento de todos los interesados, la apertura del Curso de Arreglos Corales y Rearmonización, el cual estaré dictando los días martes a partir del próximo 22 de octubre de 3pm a 6pm. Mayor información escribiendo al correo electrónico musicarrillo@gmail.com. Teléfono 0212-9918911 de lunes a viernes y en horario de oficina. ¡Cupos limitados!

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curso AC:

Taller en Puerto Ordaz

Volver a Puerto Ordaz siempre se transforma en una experiencia llena de vivencias extraordinarias, comenzando por la contemplación del telúrico paisaje que surca los enérgicos ríos Orinoco y Caroní. Es una maravilla recorrer las calles y avenidas de esta ciudad, y poder constatar la concienzuda planificación urbana que le ha permitido crecer de una manera organizada y ordenada. Esta ciudad posee diversas universidades, siendo una de las más importantes la Universidad Nacional Experimental de Guayana, la cual alberga en su sede a una de las más interesantes agrupaciones musicales de la región, la Coral de la Universidad Experimental de Guayana (UNEG), conducida por la siempre entusiasta y emprendedora Irma Conchita Iorio. Ellos organizaron la realización del Taller «Conociendo la obra del Maestro César Alejandro Carrillo», llevado a cabo entre el 13 y el 15 de mayo, iniciativa que me honra al llevar mi nombre y me compromete como compositor y como director. Durante las sesiones de trabajo estudiamos y ensayamos las siguientes obras: Aguinaldo, O magnum mysterium, Oiga compae, Salve Regina y mi arreglo de El alcaraván, de Simón Díaz, uno de nuestros más importantes compositores populares. Como cierre del taller hemos realizado un concierto en las instalaciones del Ecomuseo, imponente edificio adosado a la colosal estructura de la represa Macagua II. Para mí ha sido una gratísima experiencia poder compartir durante tres días parte de mi música con el estupendo y ávido grupo de jóvenes que conforman la Coral UNEG, la cual se encuentra celebrando veintitrés años de existencia, y a la cual le auguro un porvenir repleto de éxitos. Vaya mi agradecimiento a todos y cada uno de sus integrantes, a su directora Irma Conchita Iorio y a los directores participantes, que con entusiasmo y deseos de aprender asistieron a estas tres intensas jornadas.

La vida con Modesta (II)

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César Alejandro Carrillo, Modesta Bor. Mérida, 1995

 

 

Para esa época yo estudiaba en la célebre e histórica Escuela Superior de Música José Ángel Lamas. Gran parte de mi formación, hasta ese momento —y mucho después también— la había hecho de manera autodidacta. Mi ‘maestro formal’ de armonía había sido nada menos y nada más que Nikolai Rimsky-Korsakov, a través de su Tratado de Armonía; y por supuesto todo el material musical que caía en mis manos, que devoraba ansioso. Mi instrumento principal era la guitarra, la cual había aprendido a tocar también por cuenta propia, al igual que el cuatro y otros instrumentos. Mi dios musical era, entre otras deidades, Johann Sebastian Bach (1685-1750). Y aún lo sigue siendo. Alguien, alguna vez, escribió en algún lugar,: ¡Qué sería de Dios sin Bach! Ahora bien, yo no entré a la escuela de música motu proprio. En el grupo Gesta habíamos tomado la decisión de que debíamos, todos y cada uno de nosotros, mejorar nuestro nivel musical. Fue así como un día cualquiera de 1977 nos convocamos para ir a hacer el examen de admisión para poder ingresar en la escuela. De los ocho integrantes que conformábamos el grupo sólo acudimos tres. Al año siguiente quedábamos dos. Y a partir del tercer año, sólo yo. Mi más grande ambición era ser compositor. Y esa fue la respuesta que le di al profesor que me hizo la prueba, el siempre recordado Tiero Pezzutti —gran músico y gran pedagogo— cuando me preguntó qué quería estudiar yo. Cuán iluso había sido yo al creer que podía hacer la carrera de compositor al igual que la de un instrumentista. Al segundo año de estar estudiando en la escuela, uno podía tomar clases del instrumento de su preferencia. ¡Yo, para poder ser compositor, tenía que esperar muchos años, puesto que debía estudiar, conocer y dominar muchas materias! Y todo este cuento viene a colación, porque a partir del instante en que comencé a adquirir conocimientos musicales formales, me di a la tarea de escribir en el papel todos los arreglos que habíamos hecho de memoria para el grupo. Para mi segunda entrevista con Modesta, habíamos convenido en que yo le iba a mostrar nuestros “arreglos”. Cuál no sería mi sorpresa al constatar que todo lo que había escrito ¡lo había hecho para la tesitura de la guitarra! Modesta tocó y revisó gran parte del material que le había llevado esa tarde. Obviamente, aquellos arreglos tenían todos los defectos del mundo, pero Modesta había visto en ellos el germen de ideas armónicas y musicales que le resultaban interesantes y novedosas. Su consejo en ese momento fue: “Guarda todo ese material. No lo botes. Más tarde vas a adquirir las destrezas para darte cuenta qué sirve y qué no y podrás ordenar mejor tus ideas. También tienes que aprender a tocar y a utilizar el piano porque éste te dará una visión más vertical de la música, como no te la puede dar la guitarra”. Y tenía razón. Poco a poco, en la medida en que iba avanzando, iba corrigiendo lo que podía. Y así pasaron muchos meses hasta que un día mi muy querido amigo Milton Ordóñez —quien recién había regresado de Medellín, donde había estado estudiando composición— me preguntó si yo conocía a algún profesor con el cual él pudiera proseguir sus estudios de composición. ¡Y a quién más le iba a recomendar! Acto seguido, llamé a Modesta y le conté de Milton. Ella me dijo que lo llevara a la cátedra de composición que impartía en la Escuela de Música José Lorenzo Llamozas. La tarde en que fui con él a la clase de Modesta es inolvidable para mí. Ella atendía a varios alumnos de diferentes niveles, y entre ellos estaban quienes serían grandes compañeros de arte, música y vivencias durante un largo trecho de mi vida: Gilberto Rebolledo, Oscar Galián y por supuesto, Milton. Mientras Modesta impartía la clase y se aprestaba a revisar los trabajos de Milton, me explicó, para que yo no me aburriera, las reglas del contrapunto de primera especie y me pidió que resolviera todos los cantus firmus que estaban en la pizarra. Para esa época yo apenas estaba cursando el tercer año de teoría y solfeo en la Lamas y me sentía como un intruso delante de todos los demás, puesto que yo estaba de visita en ese salón, cumpliendo con una solicitud de mi amigo Milton. Al final de la clase y luego de que se marcharan todos los alumnos, me pidió que me acercara para revisar la tarea que me había encomendado. Luego de hacer unas correcciones aquí y unas cuantas recomendaciones allá, me dijo: “Te espero el próximo martes. A partir de este momento estás en mi clase de composición”. Así, sin ton ni son, o mejor dicho, con ton y con son, ingresé a la clase de composición de Modesta Bor. Junto con mi amigo Milton.

España 2010

Agradecido por esta experiencia con la música y los nuevos amigos de España en la Coral del Conservatorio de To­melloso y la Federación de Coros de Navarra/Nafarroako Abesbatzen Elkartea en Tomelloso y Pamplona.

¡Gracias a todos por esos días inolvidables!

La vida con Modesta (I)

En principio debo aclarar, para quien no lo sabe, que cuando digo Modesta, me refiero, sí, a mi maestra de composición Modesta Bor (1926-1998). Puede que a alguno le parezca soberbio o herético el hecho de que yo me dirija a una maestra de la estatura de Modesta con esa cuota de confianza, pero es que de estar viva, ella no aceptaría que hablara de sí con la solemnidad y el boato que siempre rechazó. Esta breve introducción establece el clima de amistad, amor, fidelidad y respeto que existía entre ella y yo. Ahora bien, no es frecuente este tipo de relación entre maestro y alumno, porque por lo general lo que habita entre ellos es una distancia que pone a cada uno en su santo lugar. Conocí a Modesta en 1978 en la época en que yo residía en Guarenas y co-dirigía un grupo vocal que se llamaba Gesta, el germen de lo que después sería Ensamble 9. Nosotros hacíamos nuestros arreglos vocales en pleno ensayo, no los escribíamos sino que los memorizábamos de tanto repetirlos. Y en ese afán y anhelo de querer hacer mejor las cosas, se nos ocurrió ir a la sección de música de la Biblioteca Nacional para tratar de conseguir arreglos impresos a fin de engrosar nuestro repertorio de canciones. Lamentablemente, en tal sección no había una sola partitura. Más bien era un sitio para ir a escuchar música, es decir, una fonoteca. Pero por esas circunstancias milagrosas que tiene la vida, el encargado, el ya desaparecido guitarrista y compositor Jorge Benzaquén, me sugirió que fuera al Departamento de Música de la Dirección de Cultura de la Universidad Central de Venezuela, del cual Modesta era jefa. Así que un día cualquiera de 1978, el cual ya no puedo precisar, me dirigí a la UCV a hablar con Modesta Bor, porque en ese entonces para mí era eso, Modesta Bor. Eso sí, sabía lo que ella era y representaba para nuestra música nacional. De modo tal que cuando llegué, estaba un poco nervioso debido a la talla del personaje con el cual me iba a entrevistar. Modesta me trató con atención y simpatía al yo revelarle el propósito de mi visita y al enterarse de nuestro trabajo con Gesta. Luego de estar conversando por espacio de una hora, aproximadamente, le solicitó a una empleada del departamento que me diera algunas copias de arreglos que allí tenían. La empleada que me atendió, con la misma simpatía y diligencia de Modesta, fue Olga Roa, quien con el tiempo se convertiría en amiga de muchos músicos y directores corales de nuestra generación. Actualmente, Olga es la jefa encargada del Departamento de Música. Las vueltas que da la vida. Pues bien, de allí salí muy contento por dos razones: la primera, porque había podido lograr conseguir un material musical que para nosotros iba a ser de vital importancia en la evolución de grupo. Y la segunda, porque había conocido a quien iba a marcar, para siempre, el curso de mi vida como ser humano, músico, arreglista, director y compositor: Modesta Bor.

Biografía tomada de la Sociedad de Autores y Compositores 
Modesta Bor nació en Juangriego, Isla de Margarita, el 15 de junio de 1926. En su pueblo natal, Modesta recibió las nociones elementales de Teoría y Solfeo, con Luis Manuel Gutiérrez y de piano con Alicia Caraballo Reyes. En 1942, viaja a Caracas para continuar sus estudios en la Escuela Superior de Música «José Angel Lamas», donde cursa Teoría y Solfeo con María de Lourdes Rotundo; piano, con Elena de Arrate; Historia de la Música y Estética con Juan Bautista Plaza; primer año de Armonía y Orquestación con Antonio Estévez y segundo año de Armonía, Contrapunto, Fuga y Composición en la cátedra del Mestro Vicente Emilio Sojo.

En 1951 presenta el exámen de su décimo año de piano, sin embargo, ese mismo año, contrajo una grave enfermedad en ambas manos y piernas. Su dolencia no le permitió ofrecer el concierto de grado, ni desarrollar su prometedora carrera como intérprete. Fue posteriormente, al regresar de Moscú, cuando le otorgaron el título de Profesora Ejecutante de Piano, a instancias de la Profesora Elena de Arrarte.

En julio de 1959, con la «Suite en tres movimientos» para Orquesta de Cámara, obtiene de las manos de Vicente Emilio Sojo el título de Maestro Compositor. Paralelamente a sus estudios musicales, Modesta Bor dió inicio a una amplia actividad en los campos de la musicología y la docencia. Entre 1948 y 1951 trabajó en el Servicio de Investigaciones Folklóricas Nacionales, como Jefa del Departamento de Musicología. Posteriormente, ejerció la docencia musical en diferentes escuelas primarias y secundarias de la capital, llegando incluso a dirigir coros de Niños de las Escuelas Municipales de Caracas.

Después de egresar de la Escuela de Música, se dedica por completo a la composición y en 1960 viaja a Moscú, con la idea de realizar estudios de Postgrado en el Conservatorio Tchaikowsky. Después de escuchar una de sus obras en una audición privada, el afamado compositor Aram Ilich Kachaturiam acepta gustosamente a Modesta Bor en su cátedra de Composición.

En 1962 da inicio a la composición de la premiada «Obertura» para Orquesta. Entre 1963 y 1964 se traslada a Lecherías, Estado Anzoátegui, para asumir la dirección del Coro de Niños de la Universidad de Oriente. En 1964, nuevamente en Caracas, trabaja en el Instituto Nacional de Folklore y luego es nombradfa directora del Coro de Niños de la Escuela de Música «Juan Manuel Olivares», cargo que desempeña durante 14 años.

En 1966 funda y dirige el grupo vocal «Arpegio», conjunto de seis voces blancas con el cual divulgará las viejas melodías infantiles, la polifonía culta y la música popular y folklórica venezolana. Entre 1971 y 1973 dirigió la Coral de la CANTV con la cual grabó dos discos de música coral venezolana e internacional. En 1973 se hace cargo de la Cátedra de Composición de la Escuela de Música «José Lorenzo Llamozas». Simultáneamente, entre 1974 y 1989 trabajó como jefa del Departamento de Música de la Dirección de Cultura de la Universidad Central de Venezuela, donde realizó una encomiable labor en pro de la formación musical de la población estudiantil venezolana.

En 1982 fue invitada por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) para participar en el Primer Festival Internacional de Música Contemporánea de la Habana (1986), donde se interpretó el «Concierto para piano y Orquesta». En 1990 se traslada a la ciudad de Mérida donde prosigue con tenacidad su labor creativa, la cual alterna con la docencia, ofreciendo a los estudiantes de la Escuela de Música de la Universidad de Los Andes un Taller de Dirección de Coros Infantiles; y en 1991 dicta un Taller de Armonía, con la finalidad de crear en el futuro una Cátedra Estable de Composición.

Las primeras obras de Modesta Bor están enmarcadas dentro del pensamiento de la Escuela Nacionalista venezolana. Ejemplos claros se observan en la «Suite Criolla» para Piano, en la «Suite para Orquesta de Cámara» y en la «Sonata para Viola y Piano». En etapas posteriores sus obras buscan un lenguaje propio, contemporáneo, acorde con las nuevas tendencias. A partir de la década de los sesenta, se trasluce la búsqueda de nuevas sonoridades en obras como el «Segundo Ciclo de Romanzas» para contralto y piano, la «Sonata para violín y piano» y sus obras corales: «El Pescador de Anclas» y «Regreso al Mar». La década de los setenta marca el inicio de una búsqueda hacia la atonalidad. La «Imitación Serial para Cuerdas» (1974), el tríptico coral «Manchas Sonoras» (1975), los siete «Sarcasmos» para piano (1978-1980), el «Prisma Sonoro» para cuatro voces mixtas (1980-1981), el «Concierto para piano y Orquesta» (1982-1983) y «Acuarelas» para Orquesta de Cuerdas (1986) son sólo algunos ejemplos de sus obras atonales desligadas de la tendencia o línea nacionalista.


Seminario de canto coral, Tomelloso

A Mariely, Ana, César y El Trevi

 

En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre siempre querré acordarme, he vivido una de mis más recientes e inolvidables aventuras musicales: Tomelloso. Pero antes de empezar a hablar de ello, es necesario comentar que el tomellosero es una de las personas más amables que se puedan encontrar sobre este planeta. Pleno de simpatía y buen proceder, siempre atento y desprendido. Por ende, mi estancia en este lugar y, más concretamente, con la gente de la Coral del Conservatorio de Tomelloso, ha sido una experiencia altamente gratificante. No sólo desde el punto de vista musical sino también desde el humano. Este conjunto, al frente del cual se encuentra su emprendedora e incansable directora María Elisa Blanco, emprendió un camino ya quinceañero, el cual ha sido pleno de grandes satisfacciones musicales. Conformada por gente de todas las edades y con muchas ganas de aprender, la agrupación inició el año pasado la aventura del Seminario de Canto Coral, el cual fue impartido por mi muy querido y admirado amigo, el compositor y director de coros, Javier Busto. Para esta segunda edición del seminario, tuve el honor de ser escogido para impartir y compartir mis experiencias en torno a un repertorio sugerido por sus integrantes, el cual estuvo comprendido por algunas de mis obras y algunas canciones latinoamericanas. Las sesiones de trabajo se repartieron de la siguiente manera: jueves 29 y viernes 30 de abril, ensayos con la Coral del Conservatorio; sábado 1 y domingo 2 de mayo, los ensayos correspondientes al seminario con todos los inscritos para la ocasión. En total asistieron más de 80 personas, las cuales se desplazaron desde diferentes provincias españolas: Albacete, Badajoz, Ciudad Real, Madrid y Murcia. Para las sesiones con la Coral del Conservatorio de Tomelloso se trabajaron las siguientes obras: Arroz con leche (Carlos Guastavino), Duerme negrito (Atahualpa Yupanqui, arr. Emilio Solé), Encuentro (César Alejandro Carrillo y Fernando Paz Castillo), Nada (José Dames y Horacio Sanguinetti, arr. Eduardo Ferraudi) y O magnum mysterium (Morten Lauridsen). Con todos los inscritos en el seminario, incluyendo a los integrantes de la Coral del Conservatorio, se hicieron las siguientes obras: Alfonsina y el mar (Ariel Ramírez y Félix Luna, arr. Hugo César de la Vega) Corazón coraza (Beatriz Corona y Mario Benedetti) O magnum mysterium (César Alejandro Carrillo), Salve Regina (César Alejandro Carrillo) y San Juan to’ lo tiene (Eduardo Serrano, arr. César Alejandro Carrillo). Con esta segunda edición, el seminario marcha rumbo a su consolidación como punto de encuentro y de referencia coral de La Mancha y sus alrededores. Vaya mi felicitación a todos los involucrados en la organización de este evento y sirva este espacio para agradecer todas las atenciones recibidas durante estos intensos cuatro días de música coral en Tomelloso, así como también a todos aquellos que abandonaron la comodidad de sus hogares para asistir. ¡Salud, Tomelloso!

 

Breve, desde Tomelloso

Comparto estas imágenes, cortesía de la señora Pilar Morales Blanco, de la estupenda experiencia que fue el Segundo seminario de canto coral organizado por la coral del Conservatorio de Tomelloso, España.

Durante el 8 y 9 de mayo, estaré dictando otro taller coral para la Federación de Coros de Navarra en Pamplona.

¡Ya les dejaré saber sobre estas experiencias!

Dos talleres en España

 

En pocos días estaré partiendo a España para impartir dos talleres sobre mi música y algunas piezas latinoamericanas. El primero de ellos discurrirá en el Consevatorio de Música de Tomelloso, una ciudad cercana a Madrid. Allí estaré compartiendo un taller para el coro del Conservatorio y luego otro taller con una buena cantidad de asistentes inscritos para tal ocasión.

En la segunda etapa del viaje, estaré realizando un trabajo similar para la Federación de Coros de Navarra. No dudo que esta será una gran experiencia para todos, tanto para mí como para quienes serán mis nuevos amigos españoles! Así que pendientes pues a partir de la semana próxima los mantendré al tanto, en la medida de lo posible, de todas las peripecias por España. ¡Saludos a todos!


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